Charlando en el hoyo 19

DRIVER. Conocí a Gaby López y María Fassi, cuando eran niñas que jugaban la Gira Infantil-Juvenil del Valle de México. Era fácil darse cuenta de sus extraordinarias facultades. Era cuestión de tiempo para que llegarán al golf colegial de Estados Unidos y de ahí a la LPGA. Todos los mexicanos deberíamos estar contentos de que ellas estén en las grandes ligas, pero, ¿qué de los cientos de niñas y jóvenes que están abandonando el golf, algunas cuando apenas son niñas, pero otras después de su etapa juvenil o universitaria?

Hay unos números que nos muestran que el golf femenil infantil-juvenil en México puede mejorar:

Estamos hablando que, de la zona metropolitana del Valle de México, donde habitan más de 20,000 millones de personas, sólo teníamos a 13 jugadoras en la categoría 16 – 18. O que de los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Durango sólo tenemos 12 jugadoras. O que de la Laguna (Torreón, Gómez Palacio y Lerdo) con más de 1,200,000 habitantes sólo tenemos una jugadora. Está situación no es nueva, ni es producto de la pandemia del COVID 19, desde hace años los números eran semejantes.

El problema tiene muchas variables. Compartiré algunas ideas con el objetivo de contribuir a cambiar esta situación que nos afecta a todos.

• No hay una estrategia nacional. La federación se ha enfocado en organizar torneos para los infantiles-juveniles, el ranking nacional y la selección nacional, pero no ha proporcionado una estrategia nacional que permita llevar a una jugadora por las diferentes etapas de crecimiento en el golf. Cada club sigue los lineamientos que los profesores y directivos en turno establecen. En este vínculo podemos encontrar la forma en que lo hacen en Canadá. En México se necesita un programa nacional que dirija los esfuerzos a nivel asociación y club.

• La personalidad. Todas las niñas y jóvenes tienen una personalidad que las hace diferentes y únicas al resto. Para propósitos de este artículo, hablaremos de dos personalidades: la jugadora competitiva y la jugadora recreativa. La primera centrada en competir y la segunda centrada en el entretenimiento.

• Enfoque en la competencia. Los clubes, la asociación y la federación están enfocados en formar niñas que compitan. Es bueno el objetivo, el problema es que hay edades y personalidades para ello. Cuando una niña enfrenta los rigores de las competencias antes de tiempo, lo más probable es que sienta una pesada carga sobre sus hombros. Al principio resistirá por obediencia y educación, pero no podrá soportarlo mucho tiempo. Con la mayoría de las niñas el enfoque debe centrarse en la diversión, la activación física, el aprendizaje, el formar parte del grupo, etc. Con el tiempo tal vez ellas decidan competir, y lo harán bien. El trabajo fino es retenerlas en el golf hasta que ellas decidan competir. Unas pocas niñas son competitivas desde temprana edad, ellas disfrutan estar en las competencias.

• Quemamos a las jugadoras muy temprano. Estaba en el tee de práctica de cierto club, cuando llegaron Andrea y su mamá a platicar conmigo. La mamá me dijo “profesor Andrea tiene algo que decirle”. Andrea dijo: “ya no voy a jugar golf, voy a entrar a patinaje”. Andrea tenía 10 u 11, pero a esa edad ya había competido 5 años en la gira. Ella sintió que ya había sido suficiente golf y había que probar otros aires. Bien por ella, pero lo que considero que pasó es que la carga emocional y la presión de estar compitiendo a temprana edad, fue demasiada para Andrea que decidió dejar los bastones. Es triste que cuando las niñas están entrando a la adolescencia que es la etapa donde el enfoque es entrenar y competir, es cuando ellas se retiran, debido a que pasaron por estas etapas de forma prematura.

• Formar grupos recreativos y competitivos. Para retener a más niñas en el golf, las academias pueden organizar grupos de jugadoras recreativas, quienes juegan golf por educación, por cultura, por formación, por entretenimiento, etc. Aparte se pueden organizar grupos de jugadoras competitivas. Esta decisión la debería de tomar las niñas y jóvenes, no sus padres, ni los profesores. Desafortunadamente las niñas y jóvenes que no encajan en el esquema competitivo de las academias, no son tomadas en cuenta y abandonan el golf. Muchas de estas niñas tienen talento y habilidad para jugar un buen golf, pero se les pone en la pista de baile, antes de tiempo.

• Grupos con afinidades. Dentro de los mismos grupos recreativos y competitivos se debe tener el cuidado de formar grupos acordes a la edad, intereses personales, preferencias, etc. Algunos de los errores más comunes es encontrar una niña en un grupo de niños o una niña en un grupo de niñas mucho mayores que ella.

• El entrenamiento. Es importante diferenciar el entrenamiento para una jugadora competitiva que para una jugadora recreativa. El entrenamiento será diferente en varios aspectos. Por ejemplo, en cuanto al tiempo, las jugadoras competitivas, pueden entrenar 2 horas, 4 o 5 días a la semana. Las jugadoras recreativas pueden entrenar una hora, 2 o 3 días a la semana. Si una jugadora recreativa recibe un entrenamiento para una jugadora competitiva, terminará dejando el golf. El entrenamiento competitivo no es para todas las niñas.

• Los torneos. Las jugadoras recreativas pueden participar en los torneos locales de un día, torneos en grupo, torneos de convivencia, etc. Las jugadoras competitivas pueden participar desde torneos locales a internacionales.

• Las distancias. He observado un patrón en la deserción de las niñas. Cuando juegan las categorías de 9 años y menores, jugando 9 hoyos, logran scores cercanos al par de campo, incluso menos. Los padres creen que sus niñas son casi profesionales, cuando la realidad es que las niñas están en lo que se considera la etapa de iniciación. Como los padres ven en su hija una futura super jugadora, le empiezan a dar el entrenamiento de una profesional. Cuando la niña crece a las categorías 10-11 y 12-13 donde debe jugar 18 hoyos a distancias más largas, resulta que el score ahora es de 85. Como eso no puede ser posible según sus padres, aumentan los días de entrenamiento y de ser posible con un profesor particular. La niña es expuesta a una presión excesiva, y prefiere abortar la misión.

Es difícil aceptar para la jugadora, los padres y profesores, que, si antes la niña tiraba 37 golpes en 9 hoyos, ahora haga 43. Sería más sano que las niñas de 9 años y menores jugarán distancias un poco más largas, para que sus scores fueran reales de acuerdo a su nivel juego. Así cuando crezcan puedan asimilar el hecho de que en el golf romper el 80 es verdaderamente un reto.

• Campañas de reclutamiento. La academia de golf puede hacer campañas de reclutamiento de niñas. Se pueden enviar invitaciones personales a cada niña, impresas o digitales, invitándolas a unirse al equipo de golf.

• Jugadoras becadas de la comunidad. Se puede hacer un reclutamiento para seleccionar a determinado número de jugadoras. La invitación a participar se puede extender a hijas de los empleados del Club, a escuelas y clubes deportivos cercanos. En el boletín 6 hablamos de este tema.

• Los cursos de verano. En los cursos de verano los participantes practican diferentes deportes y actividades. Muchos participantes son externos, así que los cursos pueden ser una fuente de reclutamiento. Los profesores de golf deben identificar a aquellas niñas que muestren habilidades para el golf. La academia de golf debe tener un esquema de participación para estas niñas y darle seguimiento.

• Rescatar a las que se han ido. La academia de golf puede hacer un esfuerzo por rescatar a las niñas que han dejado el golf. Muchas regresarían con gusto, pero no lo hacen porque no quieren competir, porque no les gusta que las presionen para jugar la gira, porque les da pena regresar, porque no las toman en cuenta por no jugar la gira, etc. La academia puede integrarlas a los grupos de jugadoras recreativas.

• Darle un toque femenino y divertido a la academia de golf. En los clubes la mayoría de las niñas prefieren el tenis antes que el golf, porque:

– Es un deporte más femenino.

– Les gusta el estilo que reflejan.

– Tienen más amigas.

– Socializan más.

– Les parece más divertido.

– Les gusta más la ropa de tenista.

Copiar al tenis estos detalles ayudará a que el golf sea un deporte más atractivo para las niñas. Por ejemplo, la academia puede dar a las niñas un detalle femenino (una gorra, una marca, un shortfalda, una playera, etc.) que las identifique como miembros del equipo. Que las clases de golf sean divertidas, es un desafío que merece tratarse por separado.

• Invitar a las egresadas de la academia. Uno de los mejores argumentos para que una niña sea atraída por el golf, es que conozca a jugadoras locales que se hayan formado en la academia y que hoy sigan disfrutando el golf. No se trata de invitar sólo a las jugadoras competitivas que hayan destacado, tal vez puede ser una jugadora recreativa que sea madre, que disfruta de jugar golf con su esposo e hijos. Organizar pláticas y clínicas con estas jugadoras es una buena iniciativa para motivar a las niñas a entrar y seguir en el golf.

• Profesoras de golf. Indiscutiblemente la enseñanza del golf está dominada por los hombres, tal vez esa sea una de las principales razones de que tengamos pocas niñas. La federación, las asociaciones y los clubes deberían implementar acciones concretas para que cambie esta situación. Las mujeres en general tienen más facilidad para la enseñanza que los hombres, y aún más habilidad para enseñar a niñas y niños. Hay muchos clubes que no cuentan con una profesora en su staff. Muchos padres prefieren confiar la enseñanza de sus hijas a una profesora de golf. En mi opinión una profesora puede dirigir mejor una academia de golf porque tiene mejores habilidades de comunicación para tratar con los padres y para la enseñanza.

• Madres golfistas. El hecho de que la mayoría de las madres de los niños y niñas que participan en golf, no son golfistas, nos muestra que el problema de la deserción de las niñas tiene muchos años. Las madres deberían esforzarse por jugar golf, de esa manera podrían jugar con sus hijas y con su familia. Las niñas estarían muy contentas de jugar con su mamá y papá.

Los clubes de golf te venden la membresía con la idea de que podrás jugar golf con tu familia. La realidad es que son muy pocas las familias que juegan golf juntos. De hecho, la mayoría de las familias no podrían hacerlo un sábado o domingo en la mañana, porque los esquemas de salidas en los clubes no los incluyen. Las opciones para jugar como familia son los días de martes a jueves en las tardes largas del verano, y la otra es jugar los sábados y domingo en la tarde, si en su club se puede hacer.

• Las jugadoras en el limbo. Las jugadoras que terminan su ciclo como juveniles a los 18 años, suelen terminar en el limbo golfístico. Si estudian en su propia ciudad, no encuentran con quien jugar, ya que los esquemas de salidas de los clubes no tienen opciones para ellas. Hay clubes donde una jugadora competitiva de entre 18 a 25 años, por decir una edad, no puede jugar un sábado en la tarde o un domingo en la mañana. Los grupos con salidas fijas están hechos exclusivamente para caballeros, grupos mixtos y damas mayores. Estos grupos suelen ser muy cerrados, así que difícilmente aceptarán a una jugadora de tales características.

Lo mismo ocurre a quienes estudiaron en Estados Unidos, cuando regresan no hay lugar para ellas, en los grupos de los sábados y domingos. Y seguro que muchos directivos me dirían “no des ideas” si sugiero que haya una salida fija para las jugadoras juveniles que están estudiando en su ciudad o que ya regresaron.

Hay que dar un reconocimiento a algunas zonas del país que han identificado esta área de oportunidad y han organizado la Gira Universitaria. Esta gira es una excelente opción para que nuestras jugadoras sigan activas.

Pocas niñas llegarán a ser jugadoras de la LPGA, como Gaby López y María Fassi, pero es más probable que más jugadoras lo logren si atraemos y retenemos a más niñas. Si lo hacemos podemos lograr que muchas jueguen en universidades de Estados Unidos y podemos lograr que muchas más jueguen:

– Un fin de semana con su familia.

– En sus vacaciones.

– El torneo de padres e hijos.

– El torneo anual de su club.

– Los torneos interclubes.

– Un torneo de convivencia.

– Un torneo de beneficencia.

– Un torneo en una convención de su profesión.

– Y al paso del tiempo que jueguen con su hijas y nietas.

Si logramos retener a las niñas y jóvenes en el golf, ganamos todos: las jugadoras, sus padres, las y los profesores, los directivos, los caddies, el club, la comunidad, la industria del golf, y los futuros hijos e hijas de estas jugadoras. Si no lo hacemos seguiremos perdiendo todos. FORE.


Mateo Melgar Ochoa – Profesional de golf

mateomelgar1969@hotmail.com